domingo, 31 de marzo de 2013





DESPEREZOS RELIGIOSOS DE LA ESPAÑA DE ANTAÑO


Eran otros tiempos y no por pasados, mejores. Apenas amanecido el domingo de Resurrección, el estrépito de la loza y la porcelana contra el suelo de unos recipientes ya inservibles y reservados para la ocasión (botijos sin asa, orinales agujereados, platos desportillados, lebrillos destrozados), competía con el batir de las campanas y la subida del volumen de los aparatos de radio que habían mantenido las voces afelpadas, secuestradas por el dolor de un Cristo muerto y la aspereza de las costumbres. La paleta de voces y ruidos quería anunciar de la manera más festiva y explícita posible el misterio de la Resurrección, y de un modo quizás inconsciente la destrucción de las cadenas. La España rural se desperezaba así de la ruda penitencia a la que la sometían la obediencia y la incultura ancestral y una ristra de capuchinos y franciscanos esparcidos en pie de misión interior por pueblos, aldeas y pedanías. Nadie que viviera en la ciudad o en la capital de la provincia podía ni siquiera imaginar la voracidad con que la Iglesia nacional─católica de la España de los 50 y los 60 se abatía sobre las gentes de los pueblos para inmovilizar sus mentes y encapsular sus deseos con la habilidad de una araña con su presa.


domingo, 24 de marzo de 2013


CORRALITOS, QUITAS Y OTRAS DEUDAS SUBORDINADAS

           Con la amenaza de las acciones preferentes y la deuda subordinada y el cepo que la Unión Europea ha desplegado en torno a los ahorradores chipriotas, de nuevo hay que remitirse a nuestro país hermano, Argentina, para extraer las lecciones oportunas a la situación que en la actualidad vive el otrora poderoso occidente europeo.
          Fueron los argentinos pioneros de la hiperinflación una vez olvidada la que arrasó a la Alemania de entreguerras. Lideraron las suspensiones de pagos de sus emisiones de deuda internacional, muchas de ellas suscritas por jubilados italianos, a las que aplicaban una costumbre ampliamente extendida en los usos cotidianos: la quita. Lo habitual en los usos porteños era dejar engordar las deudas de empresas y particulares hasta un punto en que los deudores terminaban mostrándose imposibilitados de su pago. A partir de ahí llegaba la negociación y la exigencia de una rebaja, la quita, de un 40 o un 50 por ciento, que despojaba al acreedor de cualquier beneficio por intereses que hubiera podido acumular.
         

jueves, 14 de marzo de 2013


CONFIRMADO: DIOS ES ARGENTINO

 
Hace décadas que los naturales del país, encaramados en su enorme y comprensible ego, tenían la certeza absoluta, los datos incontestables, la evidencia prístina (¿viste?) de que el gran Dios era argentino. ¿Qué país puede albergar en el mismo territorio y a un tiempo la demostración de la eternidad en sus manifestaciones estática (el glaciar Perito Moreno) o dinámica (las cataratas de Iguazú)? ¿Qué lugar fuera de Europa puede tener como capital una ciudad europea como Buenos Aires? ¿Qué pueblo, si no es el elegido, puede mostrar entre sus ídolos la constatación de la existencia de ese Dios argentino? A ver si no por qué al idolatrado Diego Armando Maradona se le llama “la mano de Dios”. A Maradona anda moviéndole la silla un muchacho de nombre Leo Messi que para contrarrestar lo de la mano y como reclamando su lugar eleva los índices al cielo a cada gol que marca. Puede terminar siendo “el pie de Dios” de tantos aciertos contra el arco rival.


domingo, 10 de marzo de 2013


CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA
 
         El profesor de Francés del internado, a quien llamábamos “le divine lapin”, por sus facciones medio conejiles, se reveló un enamorado de los Poemas saturnianos de Paul Verlaine de los que nos solía recitar la “Canción de Otoño”, especialmente su primera estrofa en la que, decía, se encontraba en todo su esplendor la profundidad de la pronunciación francesa, aunque pasado el tiempo tengo para mí que era un melancólico de libro. Aquella primera estrofa se nos grabó de manera indeleble a los alumnos de aquella promoción: Les sanglots longs / Des violons / De l'automne / Blessent mon coeur / D’une langueur / Monotone. Y quedó larvada a la espera de que la lectura del Canto General de Pablo Neruda la rescatase. El resultado fue esta melancólica columna de tarde de domingo titulada Visita que se publicó en el diario ABC  el 3 de marzo de 2000.

jueves, 7 de marzo de 2013


¡AQUELLAS MUCHEDUMBRES DEL 75…!

No va de nostalgia, que según José Luis de Villalonga “es un error” y para el Diccionario del Español Actual de Seco, Andrés y Ramos,  es la “tristeza causada por la lejanía o la ausencia [de alguien o de algo]”. No va de nostalgia, como se verá por el relato, sino de recuerdos que se avivan y revolican por las imágenes del sentimiento popular desbordado, como el que se está expresando ahora con la muerte del presidente venezolano, Hugo Chávez, y hace unos años con la muerte en accidente de la entonces “princesa del pueblo”, Diana de Gales. Solamente la manifestación excesiva del llanto y el grito, la conmoción de una sociedad aparentemente inerme ante la ausencia del icono trabajosamente fabricado, enlazan ambos acontecimientos, tan alejados, sin embargo, entre sí, como el trecho que los separa de la muerte de nuestro contumaz dictador Francisco Franco. Quizá los lacrimosos pucheros de Arias Navarro y de Nicolás Maduro al dar a conocer ambos acontecimientos podrían motivas algunas semejanzas, pero hasta ahí no más. La descarnada expresión de dolor de los venezolanos poco se compadece con la silente y compungida de quienes se agruparon ante el Palacio de Oriente.


viernes, 1 de marzo de 2013


«EN LA ESQUINA DEL TIEMPO»

 Y Emilio Masiá, amigo del alma, autor de tantos libros, "Puta crisis" entre ellos, escribió:

 "El hombre de la barba encanecida se ha detenido ante la puerta de la casa. Levantando la vista contempla el enorme eucalipto que preside la entrada. El árbol crecido es testigo silencioso de varias generaciones. [Manuel baja de ahí, vamos a comer.] Se oye petardear el automóvil del padre entre la polvorienta vereda de acceso a la casa de campo. La piel del eucalipto siempre le pareció blanca como el envés de una culebra panza arriba.
   "El hombre palpa ahora, una vez más, aquella orografía bien recordada del árbol de aromas y sombras infantiles. Y su mirada se nubla confundida bajo el desafiante sol mediterráneo que corona al mediodía los penachos más altos de las frondosas copas. Se le ve cansado, así que suspira hondo al introducir la llave en la cerradura. Debe ser por culpa del cansancio tras conducir tantos kilómetros desde Madrid. Ya está dentro. Inmerso en una burbuja de polvo secuestrado, intensa humedad y vagos olores a naftalina y libro viejo. Se sienta al pie de la escalera. La abuela y el abuelo le miran fijamente desde su panteón barroco de cristal y marcos antiguos, impecables y dorados. También el padre, que en la foto posa al pie de un avión que le conducirá a Londres.