sábado, 26 de marzo de 2016

SEMANA SANTA EN EL SEGUNDO VATICANO

Como es fácil colegir, eran otros tiempos y no por lejanos, mejores. En aquella pedanía murciana, motejada por su entorno Segundo Vaticano por la habitual  mojigatería de sus habitantes, los largos y grises años de la posguerra se medían más por el tañido de las campanas de la iglesia que por las estaciones. La Cuaresma y la Semana Santa constituían la médula de la religiosidad: apenas cruzadas las frentes el Miércoles de Ceniza entraba el pueblo en una especie de letargo, sólo alertado por las admoniciones

martes, 22 de marzo de 2016

AUSENTE ESPAÑA

Pareciera que la visita de Barak Obama a La Habana –histórica sin duda- hubiera competido con la del papa Francisco, hace unos meses y si me apuran con el mismísimo Espíritu Santo de haberse manifestado. Hace menos de un año fue el presidente francés, François Hollande, quien pudo entrevistarse con el líder de la Revolución Fidel Castro en persona, poco después de que a nuestro ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, le diera el presidente Raúl Castro con la puerta en las narices.
Probablemente, Hollande recordara la exclamación atribuida a su antecesor y conmilitón, François Mitterrand, el de la “grandeur”, ante un subcontinente comunicado por el castellano: “¡Ah, si tuviéramos nosotros Latinoamérica!”

domingo, 6 de marzo de 2016

EL RUIDO Y LA FURIA

Todavía no había llegado el momento del puño en alto ni del beso en los labios al camarada. En la bancada “podemita” sólo las cejas enarcadas de Íñigo Errejón y las ruidosas protestas de los escaños socialistas, parecieron reaccionar ante los gritos de su líder máximo en el Congreso de los Diputados, el descamisado Pablo Manuel Iglesias, llenos de ruido y de furia contra el partido socialista y especialmente contra Felipe González. Desde los escaños y las tribunas, ampliándose en directo a las pantallas de televisión, cundía la impresión de estar asistiendo a las obligadas sobreactuaciones de las asambleas estudiantiles y a las agitadas concentraciones del 15-M, en las que el grito debe acompañar a la palabra si se desea el efecto deseado en los congregados.
Cargó Iglesias contra el Felipe González de los años más negros del PSOE, acusándolo de tener el “pasado manchado de cal viva” y elogiando de paso a los secretarios generales del PCE Julio Anguita y Gerardo Iglesias. González  no quiso darle importancia al exabrupto: "Habla desde la rabia y el odio, está sobrecargado y debería serenarse un poco", para terminar definiéndolo “buen discípulo de Anguita”, en referencia al dirigente de IU, tan feroz adversario del socialista que parecía más bien un aliado de José María Aznar, el presidente del Partido Popular, y del Gobierno a partir de 1996.